Hemos vuelto y a ver si
esta vez es para quedarse….
Puedo afirmar que no
solo me alegra poder hacer una ruta en verano ya que el año pasado no me
cuadraron las fechas y porque hace un tiempo era casi imposible por las
restricciones debidas a peligros de incendios, sino que la Ruta ha sido admirable.
Comenzamos el viaje con
un pequeño atasco, pero nada importante porque las ganas que teníamos de
empezar la aventura puede con cualquier bache.
El hotel Reserva del
Saja en Renedo de Cabuerniga fue un acierto, no solo por la ubicación, en mitad
del campo y lleno de tranquilidad, sino por la posibilidad de ir al spa los dos
días para relajarse aún más. Pero no todo son alabanzas, ni me pagan por
hacerle publicidad…. Esta primera noche fueron un poco lentos a la hora de
servir la cena y se liaron a la hora de cobrar nuestra “gintonada”
Día 11: Por fin sábado y
el coche preparado para pisar caminos… Fue una ruta tranquila llena de cuestas,
no era difícil pero si que tuvimos que ir en cortas ya que el coche en las
bajadas se embalaba… y no podíamos perdernos los paisajes maravillosos.
Para la conservación del
medio-ambiente hicimos dos grupos. Dejamos 15 minutos con respecto de la primera
partida además de ir al super a por el pan y a la gasolinera a por hielos… y
comenzamos nuestra andadura.
El paisaje fue
especialmente bonito, tanto la diversidad de tonalidades de verdes como el
colorido sorprendente que proporcionaba el resto de flores autoctonas que tiene
la zona del valle de Cabuerniga como la cantidad de ganado y caballos que
formaban parte del paisaje y lo hacían más natural. Vuelvo a repetir "la cantidad de ganado", nu hubo camino donde no se nos cruzase una vaca o campo donde no estuvieran pastando.
Hicimos una pequeña
parada en Santotis. Un pequeño paseo para ver el campanario y las casas tan acogedoras
con arquitectura tradicional que no distan del resto de viviendas de los
pueblos por los que pasamos (Tudanca, Cabuerniga, Rionansa).
Para aquellos que no están
acostumbrados, les sorprendió el despliegue de medios que llevamos en nuestros 4x4…
pusimos dos carpas para protegernos del sol, mesas y sillas para una boda, las
famosas copas de vino y la comida que no podía faltar. Esta vez llevamos
salmorejo (con jamón troceado), pastel de salmón, y un clásico, la tortilla de
patatas casera…. Pero ahí no acabo la
cosa, una vez más, Edu, M.A y Celia nos prepararon café para todos
acompañado del inimitable bollo de naranja con nueces y un gin tonic/copa.
Como corrimos tanto y no
hicimos la parada en Carmona, que mejor opción que hacerlo después de comer, un
paseíto que ayudase a bajar la comida… Espectacular, las casas, flora, paisanos y artistas en el tallaje
de la madera. Fueron pocos los que no se llevaron un suovenir hecho a mano de
un hombre entrañable.
Después de la caminata y
de recorrer todos los rincones terminamos la ruta, nos relajamos en el spa, y
cogimos fuerzas para la cena tan divertida que nos habían preparado: COMIDA
MEDIEVAL…. Comimos sin cubiertos, hasta la ENSALADA!! Pero ahí no quedo la cosa,
acabamos comiendo el codillo y la quesada más que como medievales como neandertales. Menos mal que no falto nuestro
delantal, no todos recordamos como se comía sin cubiertos, que finos nos hemos
vuelto que sabemos utilizar los 10 utensilios que nos ponen en la mesa pero no
sabemos comer carne con las manos sin pringarnos de grasa.
Día 12: Ahora vino el peor día, no porque fuese malo sino porque ya notas que la aventura está tocando su fin… el domingo a parte de seguir con las vistas espectaculares y subir y bajar montañas pedregosas también en reductoras hicimos varias paradas culturales, algo que se agradece porque no todos los días visitas la zona.
La
primera de ellas fue nada más empezar la ruta que visitamos el pueblo de Bárcena
Mayor donde rellenamos las arcas con anchoas, queso, quesadas, sobaos y
corbatas….
Hicimos campo hasta llegar a un fabuloso castillo (obviamente reconstruido pero por paisanos de la zona que conocen los oficios), La Hermandad de Campoo de Suso.
Y la segunda y última al poblado Cántabro de Argüeso, un trabajo de arqueología experimental.
En esta última parada
recorrimos varias etapas de nuestra historia, pasamos de la edad de piedra a la
edad de hierro. Conocimos cómo y donde vivían y que herramientas eran las que
disponían en cada momento nuestros “antepasados”. Lo pasamos tan bien que
cuando quisimos darnos cuenta buscamos un sitio para comer porque se nos habían
hecho las 4 y sin parada al aperitivo… No se si me sorprende más que no
parasemos a hacer el piscolabis o que comiéramos tan tarde ya que nuestra
familia Iberutas4x4 abunda a parte de la buena gente la comida en todo
momento.
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